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Dos años y medio de un incendio cargado de interrogantes, el conocido taxista sevillano del Maserati, Jesús Lobo, se sentaba en el banquillo de los acusados este miércoles, acusado de intento de estafa a la compañía de seguros. La Fiscalía le pide cuatro meses de cárcel inicialmente porque considera que le prendió fuego al vehículo para sacar tajada al seguro. El coche acababa de pasar por el taller donde le cambiaron el motor y seguía dando problemas mecánicos.
En la primera sesión, Lobo se ha ceñido a la declaración que ya prestó en instrucción negando haber sido el autor material del incendio que calcinó por completo el coche ni de haber encargado ese trabajo a un tercero. El Maserati, un modelo Ghibli de 275 caballos de potencia y que había adquirido el acusado de segunda mano, salió ardiendo por la zona del motor el 11 de agosto de 2020. El vehículo estaba estacionado en la calle Tigris, en Sevilla Este, donde una grúa lo había dejado tres días antes, según ha confirmado este miércoles el taxista y el propio gruista.
La Policía Nacional lo detuvo unas semanas después del siniestro. La investigación policial se abrió después de que la compañía aseguradora Mapfre presentara una denuncia contra el propietario del taxi. Un informe de un detective privado confirmaba que el siniestro había sido intencionado. Las llamas se iniciaron en la zona del motor en un coche que llevaba varios días parado.
Los dos agentes de Policía que han prestado declaración en el juicio han confirmado que observaron contradicciones en las declaraciones de Jesús Lobo y eso fue lo que les llevó a proceder a su arresto. En la primera sesión del juicio, a la que no ha podido acceder ABC porque la juez del Penal nº 5 no ha autorizado la entrada de la periodista, no se ha podido probar quién pudo prenderle fuego al coche. No hay testigos y la Policía tampoco recogió las imágenes de la única cámara de seguridad que había próxima a la zona donde estaba el taxi. Se trata de un dispositivo de una gasolinera. El detective que investigó el incendio dijo este miércoles en el juicio que avisó a la Policía de que podía haber grabaciones del momento del siniestro, pero no se recogieron.
La Policía asegura que acabó arrestando al taxista por las contradicciones en las que había incurrido
El Maserati había salido del taller días antes de producirse el incendio. Así lo ha declarado también el mecánico que arregló el vehículo. Jesús Lobo aseguró en el juicio que decidió no llevarlo a la casa oficial de la marca italiana porque le iba a costar la factura en torno a 25.000 euros. El taller al que lo llevó, le cobró finalmente unos 10.000 euros. El arreglo consistió en un cambio de motor. El mecánico sostiene que al entregar el coche, éste funcionaba perfectamente salvo que hacía un «ruido» que procedía de la polea del alternador. La fiscal le preguntó si se trataba de una avería grave y éste respondió que no.
El acusado relató que al sacar el vehículo del taller comprobó que éste no tenía fuerza suficiente y decidió llamar a una grúa. Para la Fiscalía, decidió contratar este servicio sin avisar a la compañía de seguro para no levantar sospechas. El vehículo fue trasladado tapado con una loneta hasta el lugar donde finalmente salió ardiendo tres días después. Sobre los motivos de tapar el coche, Jesús Lobo dijo que su taxi era un vehículo muy conocido en la ciudad y le avergonzaba que la gente lo reconociera y viera que estaba siendo llevado por una grúa. El gruista, que también declaró en el juicio, confirmó que el acusado le quitó la lona tras dejarlo en la calle Tigris.
La sesión se alargó hasta las tres y media de la tarde; por lo que la juez del Penal nº 5 ordenó parar y proseguir este jueves cuando se espera la declaración de los peritos. El informe de estos dos técnicos confirman que el incendio fue intencionado. La defensa ya ha expresado que no va a cuestionar las conclusiones de esos expertos. La estrategia procesal de esta parte consiste en mostrar que no hay pruebas de la autoría material del siniestro. Para el taxista, alguien le prendió fuego al vehículo pero no lo ordenó él.
El acusado sigue ejerciendo de taxista aunque con un vehículo más modesto. En 2017 se hizo famoso cuando comenzó a circular con un Maserati, un tipo de vehículo nada común en la flota de taxis de cualquier ciudad. De haber cobrado la indemnización por el coche que acabó calcinado, habría recibido una cantidad que rondaba los 27.000 euros, que era el valor venal del vehículo en el momento del siniestro.
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