miércoles, 01 de marzo de 2023Un tercio de la economía brasileña gira en torno al transporte diario de carga que pasa directamente por el Puerto de Santos.En medio de esto, gira otra rueda además de las que integran los camiones pesados: la del comercio tradicional de los alrededores, que tiene a los trabajadores como parte importante de su clientela, aunque el número ya ha sido mayor en otras décadas. .¡Haga clic, suscríbase a A Tribuna por solo R$ 1,90 y obtenga cientos de beneficios!Las paradas para tomar café continúan siendo frecuentes en Rei do Café, en la Rua Gonçalves Dias, en la esquina de la Rua Visconde de Vergueiro y cerca de la Avenida Visconde de São Leopoldo.Es una tradición de casi 111 años, iniciada el 12 de abril de 1912 y expuesta en la fachada de la mansión conservada.“Tenemos camioneros leales que vienen aquí, muchos de la ciudad misma.Pero ha aumentado el número de empleados de empresas en Oporto, que también incluye el sector administrativo.El veinte por ciento de nuestra entrega proviene de este público, pero no podemos medirlo en el mostrador”, dice Guilherme Mauri, uno de los administradores del establecimiento durante siete años, refiriéndose a la venta de café tostado y molido del propio establecimiento.A una cuadra, en la Rua São Bento, el mostrador de Nova Parada Auto Peças sigue recibiendo compradores que buscan algo que necesitan los vehículos de carga.Después de todo, el camión tiene que soportar la presión y las necesidades que genera el trabajo diario, además de los problemas tradicionales de las calles locales.“Muchas veces vienen buscando un alternador (una pieza que se usa para transformar la energía mecánica generada en la combustión en energía eléctrica y así recargar la batería) o una linterna rota”, dice el dueño Samuel Victor Toledo de Andrade.“Terminamos creando una relación de intimidad con ellos (clientes).La mayoría son de la Ciudad y la región.Son pocos los que se presentan aquí y son de fuera”, añade.El cabezal y las llantas Frente a la tienda de repuestos, otro establecimiento también está interesado en el cuidado, pero en la mirada: se trata de Barbearia Santista, abierta hace siete años y que funciona a base de citas.Inmediatamente llama la atención el entorno, con los más variados objetos vintage, como televisores y teléfonos antiguos, así como objetos relacionados con los automóviles y la música.La decoración del lugar cambia con frecuencia, así como la rutina de trabajo ha cambiado con el tiempo.“Aquí tenía nueve sillones de barbero, pero ahora hay dos.Muchos de ellos se fueron a buscar otros trabajos.El cuarenta por ciento de mi clientela está conectada a Oporto.Hay camioneros que vienen todo el tiempo, algunos incluso de Praia Grande”, explica André Garrido, uno de los socios locales.“Vamos a trabajar en la planta baja para hacer un bar, un pub”, revela.Caminando unos metros más, en la Avenida Visconde de São Leopoldo, Domingos Januário dos Santos, conocido como Barba, no deja de trabajar en los neumáticos de su taller de caucho.Sin embargo, la actividad se desarrolla únicamente en automóviles y motocicletas.“Llevo 60 años trabajando con esto (él tiene 73).Había 50 manipulando camiones.Ya no tengo edad para eso”, dice esquivando la lluvia que insistía en caer mientras se desarrollaba la entrevista.Los que no renunciaron a los camiones fueron al Forte Pneus, ubicado en la Rua Antônio Prado, muy cerca de la Praça Barão do Rio Branco y frente a los antiguos almacenes de Oporto.La rutina sigue firme, como Fauzzer do Amaral Pereira Rossi, dueño del establecimiento desde hace 14 años: viene todos los días de Santo André, en la región ABC.“En otros tiempos hacíamos de 35 a 40 trabajos por día.Hablo de 2012. Actualmente llegamos a 14, 15 en un buen día, pero normalmente tenemos dos o tres”, calcula, sin desanimarse, a pesar del vertiginoso descenso de las cifras.“El Puerto de Santos sigue siendo mi sustento”, agrega.