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Ya hay directivos que prevén que, aunque los precios no bajarán en 2023, después del verano habrá más automóviles y con mejores ofertas

Desde que que arrancase la crisis de los semiconductores, a la que luego se sumaron la de otros componentes o la Guerra de Ucrania, el mercado automovilístico ha vivido una situación contradictoria. Con la crisis de oferta sobrevenida, los fabricantes han visto cómo les quitaban de las manos todo lo producido, al margen de que hayan enfocando su estrategia a los modelos más equipados y los que les dan más margen; y potenciado al máximo también el negocio de los vehículos de ocasión. Y ya se sabe que cuando la demanda supera a la oferta, los precios suben: hasta un 10,4% en el caso de los automóviles en 2022, un dato histórico según el INE.

La situación puede empezar a cambiar en breve. O al menos, así lo opina Francisco Pérez Botello, presidente de Volkswagen Group España Distribución, la compañía que comercializa en nuestro país los coches de Volkswagen, Audi, Skoda y Volkswagen Vehículos Comerciales. En su opinión, "en la segunda parte de este año veremos una cierta normalización del mercado de coches, ya no habrá una rotura del lado de la oferta como la de 2022. Pero no creo que haya una bajada de los precios, porque siguen operando palancas como el encarecimiento de las materias primas y de la energía. Lo que sí habrá, será una mayor tensión comercial entre las marcas, por ejemplo, en forma de descuentos».

Según Pérez Botello, las matriculaciones totales estarán todavía lejos del volumen que se considera natural para un mercado como el nuestro, que debería rondar los 1,2 o 1,3 millones de unidades considerando sólo turismos. "Serán unas 900.000 unidades y seguirá siendo un año rentable, pero no tan boyante como el anterior".

El directivo hizo estas previsiones en la IX edición del foro económico organizado por la distribuidora en nuestro país. Y aprovechó el encuentro para pedir varias cosas al Gobierno, "que tiene una predisposición muy buena, pero hace falta que luego eso se traduzca en hechos concretos".

En esas peticiones figuran medidas de corte fiscal, de incentivos a la compra y de desarrollo de la red de recarga para acelerar las ventas de electrificados. Pero, sobre todo, que España sea muy beligerante en contra de la norma Euro 7 de emisiones tal y como está planteada.

«Tiene un coste muy elevado, aportará un beneficio marginal y, además, existe una alternativa que daría mejor resultado» dijo. En concreto, se refiere a un plan que permitiese renovar un parque muy envejecido y muy contaminante. «Científicamente, tiene más sentido retirar coches que contaminan seis veces más, que forzar la venta de muchos menos que apenas reducirán esas emisiones en un 4% o un 5%». Además, la norma no solo obligaría a destinar miles de millones en inversión restados a la electrificación. También podría implicar un encarecimiento de hasta 2.000 euros en coches pequeños y compactos, como son muchos de los que se producen aquí. «Y eso podría poner en riesgo, si no una fábrica, una línea de montaje y eso son cientos de empleos» apuntó el ejecutivo, quien reveló que los fabricantes estarían dispuestos a contribuir financieramente a ese plan, que la patronal Anfac ya tendría listo para mostrar al Gobierno.

En cuanto a los resultados de su compañía, las marcas de la distribuidora acabaron en 2022 con 117.300 unidades vendidas, un 14,4% del mercado total y mejorías en la cuota para Volkswagen o Audi. Mientras que por el lado de la red, la rentabilidad estuvo entre el 2,5% y el 3%. Las tensiones comerciales de la que hablaba Pérez-Botello reducirán esa cifra hasta el entorno del 2% este año, que será también el inicio de la transición hacia el contrato de agencia, de inicio con los vehículos eléctricos y con los de flotas. «Pero siempre de la mano de los concesionarios».

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