Conducir a bajas revoluciones: por qué no suele ser tan buena idea como te dicen - Motor.es

2023-03-01 11:48:48 By : Mr. Runner Wei

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Conducir a bajas revoluciones: por qué no suele ser tan buena idea como te dicen

Conducir un coche a bajas revoluciones puede tener varias consecuencias, tanto positivas como negativas. En este artículo, exploraremos los efectos que puede tener esta práctica en el vehículo, tanto desde el punto de vista del consumo y el rendimiento, como de la fiabilidad.

El uso de la caja de cambios es muy importante a la hora de conducir un coche. Los cambios de marcha permiten que el motor funcione de manera eficiente y ayuda a mantener el rendimiento del vehículo.

Al cambiar de marcha, el conductor tiene la posibilidad de mantener el motor dentro de su rango de revoluciones por minuto (RPM) óptimo para diferentes situaciones de conducción, como acelerar, frenar o mantener una velocidad constante.

El mejor modo de conducir -y el más barato a largo plazo- es aquel que permite al vehículo circular de manera cómoda

Además, el uso correcto del cambio de marchas puede ayudar a prolongar la vida útil del motor y reducir los costes de mantenimiento del vehículo. Pero esto no es tan simple como mantener el régimen de giro del motor en la parte baja del cuentarrevoluciones, que es lo que erróneamente se aconseja en muchas ocasiones.

De ese modo, se crea una falsa sensación de ahorro que puede acabar generando averías costosas en el motor del vehículo. Y sobre ello vamos a hablar más en profundidad en las próximas líneas.

El uso del cambio de marchas y el régimen de giro del motor tienen bastante influencia en el comportamiento de un vehículo, ya que de ambos dependen el consumo, la respuesta e incluso la fiabilidad a largo plazo.

Pero antes de profundizar en la conducción a bajas revoluciones, que es el tema que nos ocupa en esta ocasión, es importante entender lo que se entiende por bajas revoluciones.

Las revoluciones por minuto o RPM son la medida de la velocidad a la que gira el motor de un coche.

Dicho de manera más precisa, una revolución marca un giro completo del cigüeñal, durante el cual los pistones bajan y suben en el interior del cilindro. Por tanto, el número de revoluciones por minuto indican el número de giros completos que este elemento del motor ha realizado en este tiempo.

Deducimos, por tanto, que conducir a bajas revoluciones significa que el motor está girando a una velocidad más baja de lo normal. A continuación, examinaremos algunas de las consecuencias de conducir un coche a bajas revoluciones:

Cuando el motor gira a una velocidad más baja, el consumo de combustible disminuye. Esto se debe a que el motor no necesita quemar tanto combustible para mantenerse en movimiento.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que esto es cierto relativamente. Si el motor gira a una velocidad demasiado baja, el consumo de combustible puede aumentar debido a la carga adicional que se pone en el motor, ya que este no tiene fuerza suficiente para responder a las exigencias del conductor.

Conducir a bajas revoluciones puede reducir el desgaste del motor, ya que cuando el motor gira a altas RPM, los componentes internos del mismo se desgastan más rápidamente al producirse un mayor número de fricciones y una carga mayor.

Si el motor gira a una velocidad más baja, estos componentes no están sometidos a tanta tensión, lo que puede prolongar la vida útil del motor. Pero, al igual que en el caso anterior, si el régimen de giro es demasiado bajo, esto se volverá en contra del motor, que sufrirá más vibraciones y tendrá que hacer frente a un mayor esfuerzo por falta de potencia.

Si el motor gira a una velocidad más baja, la cantidad de gases de escape que se emiten disminuye. Pero, para que eso sea cierto en la práctica, la combustión tiene que ser eficiente y completa, algo que no ocurrirá si el conductor lleva el motor a muy bajas revoluciones de manera permanente.

Cuando el motor gira a una velocidad más baja, el vehículo puede ser más lento y menos receptivo. Esto puede ser especialmente notable en situaciones como adelantamientos o a la salida de rotondas, cruces y curvas cerradas, donde se necesita una aceleración ágil y/o rápida.

En resumen, conducir un coche a bajas revoluciones puede tener varias consecuencias, tanto positivas como negativas. Por lo tanto, es importante encontrar un equilibrio adecuado entre conducir a bajas revoluciones y mantener un buen rendimiento del vehículo.

Conducir un motor a muy bajas revoluciones durante un tiempo prolongado puede tener varias consecuencias negativas en su funcionamiento, y algunas de las partes que podrían verse afectadas incluyen:

Como regla general, un coche con motor de gasolina debe llevarse entre las 2000 y las 4000 revoluciones por minuto, mientras que uno diésel circulará cómodo entre las 1700 y las 2500 RPM.

Más allá de eso, el conductor debe tener claro que la marcha correcta es aquella que permite al vehículo responder de manera ágil cuando es necesario acelerar. Por tanto, si circulas por una autovía en llano y a velocidad constante, sin necesidad de adelantar, lo mejor es llevar la marcha más larga para ahorrar combustible y permitir al motor un esfuerzo mínimo.

Sin embargo, a la hora de adelantar, circular en ciudad o en subidas, es más importante y beneficioso a largo plazo permitir al coche acelerar con facilidad. Esto no quiere decir que haya que llevar una marcha demasiado corta, pues los motores también tienden a perder potencia cuando las RPM suben demasiado.

Un ejemplo: supongamos que circulamos por una avenida y llegamos a una rotonda. Vamos en cuarta, reducimos la velocidad y hacemos la rotonda. Al salir de la misma, notamos que al coche le cuesta e incluso vibra. Eso pasa porque no hemos bajado de cuarta a tercera marcha, que es la adecuada para circular en la mayor parte de rotondas sin tráfico que nos encontraremos.

A modo de resumen, el mejor modo de conducir -y el más barato a largo plazo- es aquel que permite al vehículo circular de manera cómoda. Eso a veces implica llevar una marcha larga, pues el motor no necesita esforzarse (llano en autovía), pero en otras ocasiones implica dar prioridad a la respuesta del motor (adelantamientos, ciudad) para no obligarle a soportar un esfuerzo excesivo e innecesario que acabe pasando factura con el paso del tiempo.

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